Richard A. Sokerka
Tos maestros darán la bienvenida a los estudiantes de regreso a clases la próxima semana en las escuelas de la Diócesis, haciendo de esta edición de The Beacon con su sección anual de regreso a la escuela, un buen momento para reflexionar sobre la dedicación de estos educadores católicos.
Excelentes puntajes en las pruebas estandarizadas año tras año dan testimonio de los valores académicos de una educación escolar católica. Pero eso es solo una pequeña parte de la historia de éxito general de las escuelas católicas. La verdadera clave de los logros de las escuelas católicas se encuentra en su excelente personal docente.
Los educadores católicos se preocupan por algo más que la excelencia académica. Es su compromiso con cada estudiante como persona, mostrándoles cómo vivir una vida cristiana basada en valores basada en las enseñanzas de la Iglesia Católica y haciendo que cada niño sea consciente del amor de Dios por ellos, lo que hace la diferencia.
A través de su personal docente, las escuelas católicas brindan no solo una experiencia académica de calidad, sino que también brindan a los estudiantes valores que pueden aplicar en su vida cotidiana, sin importar cuál sea su futura profesión.
Los maestros de las escuelas católicas de hoy encajan en el molde y continúan con la misión de su santo patrón, Juan Bautista de la Salle.
Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en 1694, fue considerado un genio pedagógico. Sus innovaciones incluyen el diseño de un plan de estudios para que el mensaje del Evangelio impregne todo el programa educativo. En su “Método de oración mental”, un programa espiritual para los hermanos religiosos de la orden, comparó el trabajo de un maestro con el de San Pablo en la difusión del mensaje del Evangelio. Destacó que los maestros en las escuelas católicas tienen un papel clave: “Deben considerar el trabajo que les encomiendan los obispos y los padres y madres de estos niños como una de las funciones más necesarias en la Iglesia”.
Muchos maestros de escuelas católicas pasan toda su carrera en el sistema de escuelas católicas porque tienen una misión que cumplir tal como lo hizo San Juan Bautista de la Salle. Los educadores católicos no consideran su trabajo un trabajo en absoluto, sino más bien un ministerio.
Su dedicación en llevar el mensaje de Cristo a los estudiantes merece no solo el apoyo de todos en la Diócesis sino también nuestro agradecimiento.