“Escuchadme, oh costas, escuchad, oh pueblos lejanos. Jehová me llamó desde que nací, desde el vientre de mi madre me dio mi nombre” (Isaías 49:1)
La vida es un regalo que nos viene de Dios desde el momento de la concepción. Nuestras leyes deben proteger la dignidad y el valor de la vida en todo momento desde la concepción hasta la muerte natural.
Que el Tribunal Supremo haya reconocido que la vida comienza en la concepción es una respuesta a la oración y es el inicio de un proceso de reivindicación de nuestra sociedad por el respeto a la dignidad fundamental de toda persona humana.
Nuestro país está dividido sobre la cuestión de la legalización del aborto y lo ha estado durante muchos años. Oramos por aquellos que no estén de acuerdo con nosotros. Cambiar una ley injusta no pone fin a nuestro compromiso de abrir los corazones a los dones siempre esperanzadores que acompañan la vida a través de nuestro cuidado diario por los quebrantados, los perdidos y los marginados.
Oramos también por todas las mujeres y familias que se encuentran en una situación de crisis de embarazo. Ofrecemos nuestra ayuda a las mamás que lo necesitan.
Oramos para que podamos encontrar una manera de tener un diálogo respetuoso aquí en nuestro estado y en todo el país para proteger la dignidad y el valor de cada vida humana. Necesitamos apoyar a las mujeres en todo momento, desde la concepción hasta el nacimiento y mientras las familias crían a los niños.
Respetemos y trabajemos para proteger la dignidad y el valor de la vida en todo momento. Juntos deseamos promover una “Cultura de la Vida”, en la que apreciemos que cada niño y cada persona es un regalo único y hermoso de Dios.
También les animo a leer el libro del cardenal Joseph Tobin ambiental y la declaración conjunta de los obispos católicos de Nueva Jersey con respecto al fallo Dobbs v. Jackson de hoy.
Nos dirigimos a nuestra Santísima Madre, la Virgen María, para que sea nuestra guía mientras seguimos a su Hijo, Jesucristo, y respondemos a los desafíos que se nos presentan. Que las palabras de María, “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1:46), ilumine nuestro camino para ser instrumentos de justicia, amor y paz de Dios.
Sinceramente en Cristo
Reverendísimo Kevin J. Sweeney
Obispo de Paterson