Richard A. Sokerka
TEl hecho de que todos los ciudadanos de nuestra nación conocen sus derechos garantizados por la Constitución de los Estados Unidos de América y que es la ley suprema de los Estados Unidos debe ser un hecho.
Pero como señala una encuesta reciente del Annenberg Public Policy Center de la Universidad de Pensilvania, no debemos saltar a esa conclusión. Encontró que más de la mitad de los estadounidenses (53 por ciento) piensan incorrectamente que es correcto decir que los inmigrantes que están aquí ilegalmente no tienen ningún derecho bajo la Constitución de los EE. UU. y que más de un tercio de los estadounidenses (37 por ciento) no pueden nombrar cualquiera de los derechos que les garantiza la Primera Enmienda.
Casi la mitad de los encuestados (48 por ciento) dice que la libertad de expresión es un derecho garantizado por la Primera Enmienda. Pero, espontáneamente, el 37 por ciento no pudo nombrar ningún derecho de la Primera Enmienda. Y muchas menos personas pudieron nombrar los otros derechos de la Primera Enmienda: solo el 15 por ciento de los encuestados dijo libertad de religión; 14 por ciento dijo libertad de prensa; 10 por ciento dijo el derecho de reunión; y sólo el 3 por ciento dijo el derecho de petición al gobierno.
El hecho de que solo el 15 por ciento supiera que la Primera Enmienda dice en parte: “El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto al establecimiento de una religión o que prohíba el libre ejercicio de la misma”, exaspera a quienes continúan luchando en nuestra nación para asegurarse de que nuestras libertades religiosas permanecen intactas.
“Proteger los derechos garantizados por la Constitución supone que sepamos cuáles son. El hecho de que muchos no lo hagan es preocupante”, dijo Kathleen Hall Jamieson, directora del Annenberg Public Policy Center. “Estos resultados enfatizan la necesidad de una educación cívica de alta calidad en las escuelas y de informes de prensa que destaquen la existencia de protecciones constitucionales”.
Con tantos estadounidenses tan mal informados sobre las disposiciones constitucionales básicas, no es de extrañar, por ejemplo, que nuestras libertades religiosas puedan ser pisoteadas y muchos ni siquiera se den cuenta.
La encuesta es un comentario tan angustiante sobre nuestra nación que el Congreso debería considerar la importancia de hacer del Día de la Constitución (17 de septiembre, el aniversario de la firma de la Constitución en 1787), un feriado nacional y hacer de la educación cívica un componente clave de la celebración. del Día de la Constitución.