Madison Yesenia García estaba nerviosa la primera vez que sirvió como monaguillo durante la Misa en la Catedral de St. John the Baptist en Paterson. Pero ese día, hace cuatro años, un monaguillo experimentado ayudó a García a navegar su nuevo rol.
Los nervios del primer día son algo con lo que el obispo Kevin J. Sweeney dijo que podía relacionarse. Le contó a García, que ahora tiene 18 años, y a otros 134 monaguillos en parroquias de toda la Diócesis sobre su primera vez sirviendo en el altar el 17 de septiembre en un Día de los Monaguillos diocesanos en el Centro de Evangelización en St. Paul Inside the Walls aquí. A diferencia de García, el futuro obispo sirvió su primera misa solo a los ocho años en St. Luke's, su parroquia natal en Whitestone, Nueva York, cuando dos monaguillos experimentados no se presentaron, dijo.
“Estaba nervioso, pero el sacerdote me dijo: 'Quédate cerca de Jesús y estarás bien'”, dijo el obispo Sweeney a los jóvenes presentes, instándolos a “permanecer cerca de Jesús” en la oración y en la Eucaristía. . Dio una homilía en la Misa de clausura del día, que terminó con una procesión eucarística al aire libre y la Adoración en el interior.
“Tus deberes: encender las velas, llevar la cruz, tocar las campanas, ayudar con el incienso y rezar, son grandes responsabilidades. Lidera con el ejemplo [por la forma en que actúas en el altar]”, dijo.
En su homilía, el obispo Sweeney también ayudó a los monaguillos a apreciar su papel en el altar durante el Día de los monaguillos, el primero desde que se convirtió en ordinario de la diócesis en 2020. El día también los ayudó a crecer en su aprecio por la Eucaristía y a empezar a pensar en su vocación.
Coordinado por la Oficina Diocesana de Vocaciones y los Caballeros de Colón Federados de Paterson, el evento mezcló fe con comida y diversión.
“El día hizo que los monaguillos nos diéramos cuenta de lo importantes que somos para los sacerdotes y la Iglesia”, dijo García. “Tenemos una oportunidad que la mayoría de la gente no tiene: estar en el altar cerca de los sacerdotes y la Eucaristía”, dijo.
Esa mañana, el padre César Jaramillo, vicario parroquial de la catedral y Defensor del Vínculo del Tribunal diocesano, impartió una enseñanza sobre la Eucaristía. Llamó a la Misa “la fiesta más grande de todos los tiempos”.
Eso es porque Jesús aparece en la fiesta — la Misa nos da el regalo más grande — la Eucaristía, y se vuelve totalmente presente para nosotros como el pan y el vino se convierten en su Cuerpo y Sangre. A su vez, le damos a Jesús el don de nosotros mismos, dijo el Padre Jaramillo.
“Vuestra participación es tan importante porque embellece la celebración de la Santa Misa y, lo creas o no, ayuda a los demás a entrar en un clima de oración y recogimiento. [Jesús] quiere nutrirlos, no solo en el cuerpo sino también en el espíritu, con él mismo en la Eucaristía”, dijo el Padre Jaramillo. “Jesús viene a nosotros en cada Misa en la Eucaristía con el único propósito de entrar en nuestras almas y transformarnos en los hombres y mujeres que Dios nos ha creado para ser”, dijo.
La tarde comenzó con presentaciones sobre vocaciones. El Rev. Sr. Starli J. Castaños Rodríguez, seminarista diocesano, quien anticipa ser llamado a ser ordenado sacerdote de la Diócesis el próximo año, habló, junto con la Hermana Elfie Del Rosario, la nueva directora de vocaciones de las Hijas de María Auxiliadora. , también conocidas como las Hermanas Salesianas de San Juan Bosco, en North Haledon.
En su charla, la hermana Elfie habló sobre el desarrollo de un amor por "trabajar con otros y hablar de Jesús" en un viaje misionero en su Filipinas natal cuando estaba en el último año de la escuela secundaria. Más tarde, ella vino a los Estados Unidos. Encontró alegría en ministrar a niños con necesidades especiales. La hermana Elfie sintió que Jesús la llamaba a la vida religiosa en la Adoración y la Misa, dijo.
“Quiero que experimentes la alegría que tengo. Sal y busca. Conozcan y amen a Jesús”, dijo la hermana Elfie a los monaguillos.
Luego de la Misa de clausura, celebrada en inglés y español, Lourdes Barrientos, coordinadora de monaguillos de St. John, junto con el Padre Jaramillo, dijo que el día recordó a los jóvenes “sobre el significado de la Eucaristía.
“La Sagrada Comunión no es una galleta sino el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Creo que ganaron una reverencia más profunda por la Eucaristía”, dijo Barrientos.
Madison El sábado pasado nuestro centro de evangelización Saint Paul Inside the Walls, en Madison, se ilumina de sonrisas y saludos temprano en la mañana cuando monaguillos de todas partes de nuestra Diócesis se dieron cita para un día de formación, oración y diversión. El evento fue auspiciado por la Oficina de Vocaciones, bajo la dirección del Padre Ed Rama, Director de Vocaciones y en colaboración con los Caballeros de Colón.
El día comenzó con una película animada sobre la gran devoción del joven italiano, Beato Carlo Acutis, cuyo proceso de canonización está en su etapa final y cuyo gran amor por la Eucaristía lo llevo a escribir. “La Eucaristía es la autopista al cielo.
Después de la película, los monaguillos tuvieron una charla intitulada “La Eucaristía: La fiesta más grande”. En ella se recalcó la importancia de nuestros niños como monaguillos durante la celebración de la Santa Misa y cuan especial es el rol que desempeñarán dentro de la celebración litúrgica.
A los niños se les grabó que no podemos tomar por concebido algo tan grandioso como lo es la Eucaristía y que su misión como monaguillos es algo extraordinario. No se trata solamente de «asistir al sacerdote» si no de responder a una invitación por parte de Dios. Mas que un servicio, es un encuentro: un encuentro con Jesús en la Eucaristía.
Y tal y como sucede en las mejores fiestas, en la Eucaristía tenemos al mejor anfitrión de todos: al mismo Jesús. Él es anfitrión y regalo a la vez. En el pan y el vino que se definen en Su Cuerpo y en Su Sangre, Él se da a sí mismo para sostenernos en nuestra vida de fe; en los momentos alegres y dificiles de nuestro diario vivir. Jesús quiere alimentarnos, no solo física si no también espiritualmente.
Los niños que estuvieron presentes pudieron escuchar las palabras que el Papa Francisco se dirigió a un grupo de monaguillos que estaban de visita en Roma el mes pasado, donde les dijo:
“Tu actitud durante las celebraciones es ya un apostolado para los que te ven. Si realizas tu servicio en el atar con alegría, con dignidad y con una actitud de oración, seguramente despertarás en otros jóvenes el deseo de participar también en la Iglesia”.
El día continuo con un almuerzo a cargo de los Caballeros de Colón, donde el menú incluye perros calientes y deliciosas hamburguesas. Todos los participantes tuvieron tiempo de disfrutar de varios juegos al aire libre antes de escuchar varias charlas enfocadas en las vocaciones, tanto al sacerdocio como a la vida religiosa.
Varios seminaristas de nuestra diócesis también tuvieron la oportunidad de interactuar con los monaguillos dando su testimonio y compartiendo un poco la historia de su llamado y como supieron responder a la invitación que Dios puso en sus corazones.
La jornada concluyó en el Aula Magna del Centro de Evangelización para la celebración de la Eucaristía, seguida por una pequeña procesión eucarística alrededor del estacionamiento. El señor obispo, Monseñor Sweeney, durante su homilía compartió sus propias vivencias como monaguillo y los buenos recuerdos que aún tiene de sus años sirviendo en el altar.
A raíz del gran éxito del evento, se alcanzará que será algo que sucederá anualmente para darle a los monaguillos que sirven en las diferentes parroquias de nuestra diócesis la oportunidad de reunirse para profundizar su amor por Jesús y crecer en amistad con El y con sus demás compañeros.
Continuamos orando para que nuestros niños vivan de lleno las palabras de san Juan Pablo II y se den cuenta de que «con jesus la vida es una gran aventura".