Richard A. Sokerka
MLa mayoría de nosotros sabemos que el delito de trata de personas está muy extendido en todo el mundo, pero creemos que no es un problema tan grande en los Estados Unidos. Pero ese no es el caso. Un nuevo informe global ha encontrado tasas mucho más altas de esclavitud moderna aquí de lo que se creía anteriormente, y el informe indica que hasta 1 de cada 800 estadounidenses es actualmente víctima de la trata de personas.
Especialmente para Estados Unidos, dijo Andrew Forrest, fundador del Índice Global de Esclavitud, el informe es “una gran llamada de atención”.
Forrest dijo: “No podemos quedarnos sentados mientras millones de mujeres, niñas, hombres y niños ven sus vidas destruidas y su potencial extinguido por delincuentes que buscan una ganancia rápida”.
El informe de 2018 estimó que un número alarmante (403,000 personas) están atrapadas en la esclavitud moderna en los EE. UU., siete veces más que las cifras anteriores indicadas.
Cuando el secretario de Estado Mike Pompeo presentó recientemente el informe sobre la trata de personas de 2018 del Departamento de Estado de EE. UU., enfatizó que el problema de la trata se encuentra mucho más cerca de casa de lo que la mayoría de los estadounidenses cree. “La trata de personas se puede encontrar en su restaurante favorito, en un hotel, en nuestro centro, en una finca o en la casa de su vecino”.
A principios de este año, el presidente Trump firmó una medida destinada a frenar el tráfico sexual en línea, lo que marcó una rara victoria bipartidista en Washington. La nueva ley allana el camino para que las víctimas del tráfico sexual responsabilicen a los sitios web por facilitar el tráfico sexual a sabiendas. “El tráfico es probablemente peor hoy que en cualquier otro momento de nuestra historia”, dijo el presidente durante la ceremonia de firma. “
El Papa Francisco ha hecho de la lucha contra la trata de personas una prioridad durante su pontificado, habiendo dicho: “Es una vergüenza” que las personas “sean tratadas como objetos, engañadas, agredidas, a menudo vendidas muchas veces para diferentes propósitos y, al final, asesinadas o, en todo caso, dañados física y mentalmente, acabando desechados y abandonados”. En su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 2015, hizo un llamamiento a “todos los hombres y mujeres de buena voluntad” y a “los más altos niveles de las instituciones civiles” que presencian “el flagelo de la esclavitud contemporánea”. Los instó a “no volverse cómplices de este mal, a no alejarse de los sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas, nuestros semejantes, que están privados de su libertad y dignidad”. Además, el Vaticano ha organizado numerosas conferencias sobre la trata de personas, enfocadas tanto en crear conciencia como en discutir los medios para combatir la esclavitud moderna y ayudar a las víctimas a reintegrarse en la sociedad.
Las sorprendentes estadísticas que atestiguan la cantidad de personas en nuestra nación que están atrapadas en el tráfico de personas deberían hacernos levantarnos y tomar medidas. Siguiendo el ejemplo del Papa, los católicos deben involucrarse en una respuesta de base que comience a nivel parroquial para comenzar a poner fin a este grave pecado contra la dignidad de la persona humana.