El 2 de enero se llevó a cabo una misa conmemorativa diocesana en honor del difunto Papa Emérito Benedicto XVI, dirigida por el obispo Kevin J. Sweeney, en la Catedral de St. John the Baptist en Paterson. Durante la Misa, el obispo habló en inglés y español sobre el legado del Papa Benedicto, quien murió en Roma el 31 de diciembre, e incensó un retrato suyo. Sacerdotes, religiosos y laicos concelebrantes de toda la diócesis asistieron a la liturgia.
Con los sacerdotes, diáconos, religiosos consagrados y todos los fieles de la Diócesis de Paterson, lamento el fallecimiento del Papa Emérito, Benedicto XVI. Reconocido como teólogo, arquitecto de la teología del Vaticano II, pastor y, en última instancia, sucesor de Pedro, Benedicto XVI es uno de los líderes más importantes de la Iglesia a finales del siglo XX y las dos primeras décadas del siglo XXI. La contribución de Benedicto seguirá siendo una guía viva hacia la santidad a medida que su fe inspire y se estudien sus grandes obras teológicas.
El don más impactante del Ministerio Petrino de Benedicto XVI será siempre el testimonio inquebrantable de su fe vivida y humilde confianza en la voluntad de Dios. En su Homilía de Navidad de 2007, Benedicto XVI reflexionó: “El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la geografía del corazón. Y el corazón de Dios, durante la Noche Santa, se inclinó al establo: la humildad de Dios es el Cielo. Y si nos acercamos a esta humildad, entonces tocamos el Cielo. Entonces también la Tierra es renovada.” Benedicto XVI elevó los corazones hacia el amor de Dios a través de su fe y su humilde servicio. Benedicto XVI sirvió como obispo de Roma, aferrándose a la confesión de fe de Pedro en Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mateo 16:16). Dios le dé la recompensa de su bondad.
Encomendamos al Papa emérito Benedicto XVI a la misericordia de Dios, confiados en que la Reina del cielo, la Santísima Virgen María, intercederá por él y que San José, su patrón bautismal, será su compañero celestial. Concédele el descanso eterno, oh Señor. Y brille para él la luz perpetua. Amén.